El Fuego Sagrado

Autor

Juan Carlos Gonzalez Riega

El Fuego Sagrado

Publicado en la Revista COLUMBAS

Hay distintos métodos para seleccionar una paloma que es guardada para reproducción. Normalmente se tiene en cuenta que sea una gran voladora, que tenga muy buen ojo, que descienda de un gran casal, que tenga buen ala y buena musculatura, que esté bien hecha, sea equilibrada, aerodinámica, etc.

Una gran paloma (voló muy bien) tiene muy buena salud, muy bien las vías respiratorias y en general todos los requisitos enunciados precedentemente, lo que le proporciona una gran aptitud de vuelo y eso contribuye a que sea una gran paloma.

Cuando el primer requisito no se da (gran voladora) o sea se guarda una paloma directamente para la reproducción es cuando hay que extremar las medidas para no equivocarse.

A veces guardamos una paloma porque es el último huevo que gayó o puso un macho o una hembra crack. En esos casos hay que evaluar la edad y sobre todo el estado general del reproductor en el momento en que se concibió ese último huevo. Puede ser que a pesar de la edad está en condiciones de salud sobresalientes y en ese caso SÍ debe guardarse el pichón de reproductor.

También se puede dar el caso que haya perdido un poco el color de los ojos, que las plumas sean ásperas y más finas, etc. y en estos casos NO habría que guardar el hijo de reproductor porque lo más probable es que nos equivoquemos y no transmita nada.

Otras veces y hablando de muy buenos casales se da la variante de que unos años transmiten muy bien y otros nada. Estos casos, en su inmensa mayoría, obedecen a problemas de salud porque una buena reproductora no se puede "olvidar" que es mensajera. En este supuesto y para seleccionar un hijo para guardar habría que seguir el mismo criterio que para los vinos de la mejor cosecha.

Cuando la paloma concursa se hace más fácil no equivocarse. Hay que tener muy en cuenta la clase de eventos que clasificó bien, porque "hay carreras y carreras". No es lo mismo cuando clasifican 30 palomas en 50 segundos en que una vuelta más antes de bajar significa la diferencia entre ganar y clasificar en el puesto 30, que esas carreras bravas, de muchas horas de vuelo y kilómetros en las cuales el tema de bajar bien; no pasarse, arrastre de bandada; etc. se vuelve secundario.

Por lo dicho precedentemente y si usted sabe valorar las carreras, cuando guarde una paloma que clasificó varias veces bien en carreras difíciles no se va a equivocar y va a tener un futuro reproductor confiable. Dentro de estas palomas, que son las que mayoritariamente hay que tener en cuenta, habría que diferenciar las que "nacen buenas" de las que "se hacen buenas". Hay algunas que se hacen buenas a los 3 años y nosotros decimos que son de maduración lenta y que cuando están bien consolidadas empiezan a correr bien. Este tipo de palomas, por lo general, no son grandes reproductoras.

Hay otras que hasta 400 kilometros llegan una o dos horas después que todas y cuando van a la distancia mejoran muchísimo, y nosotros decimos que en velocidad llegan tan enteras que se pasan y que son netamente fondistas. Estas tampoco, por lo general, son aconsejables para guardar de reproductoras porque es casi seguro que no transmitirán bien.

Hay palomas -buenas palomas- que son muy propensas a enfermarse. Estas, a pesar de tener la inteligencia, no tienen la salud (mucho más grave si es hereditario) y en consecuencia no tienen que ser guardadas de reproductoras.

En mi palomar, y no ya para guardar sino para que una paloma quede como adulta para correr el segundo año, tiene que haber "mostrado las uñas" de pichón; haber concursado por lo menos dos carreras de 500 kilómetros y haberlo hecho bien. Esta regla yo diría que la cumplo en un 95%. Las pequeñas excepciones pueden estar representadas por un pichón tardío que cuando lo quise correr, por razones de replume no lo pude hacer o por algún hijo de un gran casal que por diversas razones no llegué a concursar, pero reitero, son las excepciones. La regla general es que el pichón se tiene que ganar el derecho de permanecer en el palomar.

Hasta ahora enumeré varios casos en que no se debe guardar una paloma de reproductora. Voy a tratar de explicar en este escrito, siempre desde mi óptica personal, cuál es la gran condición que debe tener toda paloma que haya concursado y que destinemos a la reproducción, sin riesgo de equivocarnos.

Desde las primeras salidas el pichón debe buscar inmediatamente su palomar. Con esto quiero significar lo siguiente: Así sean vareos de entrenamiento de 50 a 100 kilómetros o carreras cortas de 200 a 300 kilómetros, en que como fue bien entrenado vuelve con mucho resto, la buena paloma debe volar directamente desde el punto de suelta a su palomar. El hecho de viajar con viento a la cola y en bandada no es excusa para que llegue media hora más tarde de haberse cubierto los premios en disputa.

Vivo a diez cuadras del Parque Sarmiento lugar en que generalmente , cuando no se puede largar por razones climáticas, las palomas vienen de vuelta y son largadas desde dicho Parque. En estos casos, repito estoy a un kilómetro de la suelta, anoto la hora de llegada de cada paloma. Siempre las buenas llegan inmediatamente a mi casa. Otras que no son tan buenas llegan a la media o a la hora de haber soltado.

Se puede argumentar que se largan 2.000 palomas, que fueron para volar varias horas y por eso se quedan vareando dentro de la inmensa bandada que se forma. Ninguna excusa es válida.

La paloma tiene que tener esas ganas de volver inmediatamente al palomar y que no se descubren aplicando ninguna teoría; porque eso no lo marca ni el ojo, ni la pluma, ni el esqueleto, ni nada; pero es lo que distingue una buena paloma del resto. A todos nos ha pasado criar 6 pichones de un buen casal y en el verano mirarlos , agarrarlos, y establecer entre ellos un orden (este es el mejor, este 2º; este 3º y así sucesivamente). Pero después cuando empezamos a concursar vemos con sorpresa que el que habíamos ubicado 3º o 4º les gana a todos los hermanos en todas las carreras.

El motivo por el cual les gana es lo que yo denomino EL FUEGO SAGRADO que está representado por esas enormes ganas de volver rápido al palomar, sin distracciones, y que no son visibles aplicando ninguna teoría colombófila (ojo, ala, músculo, etc.).

Ese FUEGO SAGRADO lo tienen las grandes palomas y si tenemos la suerte que además de este requisito imprescindible, se ajuste a los lineamientos del Estándar y de las teorías vamos a estar en presencia de LA PALOMA.

En párrafos anteriores diferenciaba a las palomas que nacen buenas de las que se hacen buenas.

Las que nacen buenas tienen el Fuego Sagrado y además de ser grandes voladoras jamás lo van a defraudar como reproductoras.

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